No existe una
coordinación nacional en cuanto a políticas culturales y de cooperación para el
desarrollo de las mismas. O si existe en
la mayoría de núcleos no se cumple. Resulta contradictorio que de un núcleo a
otro no se pueda cooperar para la circulación de bienes y servicios culturales.
Cada núcleo vive su mundo y se cree la fuente donde nace la cultura.
En una gran
mayoría de núcleos los espacios físicos: teatros, salas de ensayo, aulas, etc.
No pueden ser usadas por los artistas. Hay que pagar arriendo por los mismos. Cuando
se supone que son un bien público y creados para ser usados por quienes hacemos
arte.
La lista de
injusticias es larga, sobre todos los jóvenes artistas llevamos la peor parte,
si no somos del club, si no alagamos a presidentes, directores de secciones,
etc. No se puede acceder a los servicios que ofrece la casa, me refiero en
concretos: publicaciones en las editoriales tanto de la matriz como de los
núcleos. Aquí hay un grupo de invisibles “dioses” llamados consejo editorial,
que no permiten el paso de autores jóvenes, si lo hacen es porque son de su
agrado, pariente recomendado y que sé yo. Casi nunca hay presupuesto para los
proyectos culturales. Los artistas nos desuñamos presentando proyectos y los
jefes financieros plañen todo el tiempo con la tonadilla de que no hay recursos.
Cuando por “descuido” aprueban un proyecto, hay que mirar malas caras de secretarias/os,
departamentos jurídicos, financiero…. y
nunca los recursos se aprueban en los plazos propuestos en el proyecto.
Para evitar
herir susceptibilidades, no todos los núcleos son malos, elitistas, club de
amigos, etc. Hay núcleos con el de El Oro que con todas sus limitaciones ha
montado una chica imprenta para publicar libros de autores locales y
regionales, se ha democratizado el acceso a los espacios de la casa, entre otros aspectos positivos para el
desarrollo cultural.
Los
trabajadores de la cultura necesitamos de la casa de la cultura, una casa de
puertas abiertas, con autoridades y empleados que traten a los artistas y a los
ciudadanos con calidad y calidez. Es necesario y urgente que se democraticen
los espacios físicos (escenarios, salas de uso múltiple….), que se dé cabida a
autores jóvenes en las líneas editoriales, que se redistribuyan de una forma
democrática los recurso económicos y se designe el presupuesto justo para el
desarrollo de las artes y cultura en general. Urge una coordinación nacional
para la circulación de bines y serviciosculturales, que nunca más los núcleos se consideren dueños
y señores de los bienes públicos. Es de suma importancia una reingeniería de
todos los empleados de la casa a nivel nacional. Es la hora de dar espacio a
gente joven, capacitados en gestión cultural, en las diversas disciplinas
artísticas. Solo así se reivindicará el sueño del gran Benjamín Carrión.
Si la nueva
directiva que presida la casa a nivel
nacional no es capaz de acercarse (por lo menos) a corregir estas
falencias; debemos dar por terminada la era de la casa de la cultura ecuatoriana.
Por:
Ángel
Orellana Flores
MIEMBRO DE LA CASA DE LA CULTURA NÚCLEO DE EL ORO
Correo: anefor83@gmail.com
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