18/4/14

PIENSAN QUE EL POBRE SOY YO

Hoy, en la tranquilidad de mi alborotada existencia, mientras ´ordenaba´ algunos libros, mas por necesidad de uno de ello que por interés en la organización cierta de los  mismos; cuando uno se es un trotamundos, resulta ruidosa la palabra en mención. En estas ocupaciones me encontré con una vieja libreta de apuntes perteneciente a mis años de colegio y también de dirigente estudiantil. En una de sus páginas he puesto la siguiente nota: "pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo". Fragmento de la canción del mismo nombre de Facundo Cabral -cantautor Argentino-. Me puse a recordar con un hecho que fue importante para mí: en un debate político uno de mis oponentes, al quedarse sin argumentos me llamó;  pobre, campesino e ignorante, frente a un auditorio de unos 300 asistentes. La mayoría de ellos-as, jóvenes estudiantes de colegios públicos como yo, y de similar estrato social. El exabrupto de mi oponente le costó no solo una tanda de insultos del público, sino que volaron hasta la mesa, diccionarios, monedas, desde las primeras filas algunos escupitajos... Normalmente, este tipo de ataques, afectan duro, son un golpe emocional cuasi certero. Además, que es una estrategia de dominación implantada desde los tiempos de la invasión española, herramienta de la cual hasta la presente ha echado mano cierto estrato social para imponerse sobre los menos favorecidos. En mi caso no produjo el efecto esperado, ni se alimentó de la ira colectiva. Le dije mirándole a los ojos; que NO era pobre y que muchos de los ahí presentes tampoco lo eran. No recuerdo exactamente las palabras que usé en ese momento, pero sí tengo presente las ideas principales. Mi argumento - que lo sostengo hasta la presente con mucha fuerza- fue: la pobreza es ausencia absoluta de una necesitad fundamental del ser humano; el alimento. En finales de la década de 1990 e inicios del 2000, nuestro país vivió serios momentos de escasez  de alimentos. Pero nosotros los "campesinos, pobres e ignorantes". No sufrimos tanto esta privación de alimentos que sí sintieron quienes habitaban en las urbes. Los cortes de carretearas, las paros efectuados por los-as campesinos, sumado a esto la catástrofe financiera del 99, dificultaba la presencia de alimentos en las principales ciudades.  
productos de los campos de Oña
Ahora puedo mirar en retrospectiva, y reafirmar mi posición de aquel momento. Al igual que mis compañeros-as que estuvieron ese día y un gran número en el país; efectivamente nacimos en el campo, unos crecen y mueren ahí, otros nos hemos ido. 
En mi caso personal, no recuerdo nunca que me haya acostado a dormir con el estómago vacío o que haya visto triste a mi madre porque tenía que hacer magia para que la comida alcance. Desde luego, no teníamos embutidos, carnes congeladas, aceite de oliva y todos esos productos que encontramos en los supermercados de las urbes y llamamos "progreso" si los podemos comprar. Tuve dos campos en los que crecí: Oña y El Limón en Machala. En el primero siempre había huevos criollos, granos, legumbres, queso, leche, papas  yuca, entre otros. En el segundo teníamos plátanos, guineo, naranjas, zapotes, guanábanas, peces de los esteros, etc. Tengo un recuerdo muy peculiar: siempre me dolía la barriga después de comer, la cantidad de alimentos ingeridos era superior a la capacidad de mi panza. Al egresar del colegio, como ustedes saben, cada quién toma su rumbo y el reencuentros con los condiscípulos es casi misión imposible. Gracias a mi carrera he podido encontrarme con muchos de ellos y entre los temas de conversa siempre está presente el recuerdo de ese día y posteriormente un análisis de si la pobreza está o no en el campo.
Llegamos a la misma conclusión: la pobreza NO está en el campo. Todo lo que se produce allí es riqueza. Sería magnífico que en las urbes no regateemos el pecio por tal o cual producto venido del campo - en el supermercado no hacemos aquello - Es tiempo que el Estado mire ES SERIO hacía el campo y lo potencie. La pobreza en este sector social es otra: falta de recursos para tecnificar la producción, conocimiento en manejo y comercialización de los productos, vialidad, tecnología, préstamos bancarios, transferencia de conocimiento. La peyorización  hacia este sector en estos momentos históricos resulta ridícula; por decir lo menos.    


Por:
Ángel Orellana Flores